Con La amiga estupenda, Elena Ferrante inaugura una
tetralogia deslumbrante que tiene como telón de fondo la ciudad de Nápoles a
mediados del siglo pasado y como protagonistas a Lenù y Lila, dos jóvenes
mujeres que están aprendiendo a gobernar su vida en un entorno donde la
astucia, antes que la inteligencia, es el ingrediente de todas las salsas.
La relación a menudo tempestuosa entre Lila y Lenù viene
acompañada de un coro de voces que dan cuerpo a su historia y nos muestran la
realidad de un barrio pobre, habitado por gente humilde que acata sin rechistar
la ley del más fuerte, pero La amiga estupenda está lejos del realismo social:
lo que aquí tenemos son unos personajes de carne y hueso, que nos intrigan y
nos deslumbran por la fuerza y la urgencia de sus emociones.
Un mal nombre
Recién cumplidos los dieciséis años, Lila acaba de casarse con un
hombre al que desprecia. Y Lenù sigue siendo la alumna brillante, empeñada en
aprender de los libros todo aquello que Lila aprende de la vida a secas.
La peculiar amistad que las une continúa desarrollándose en aquel
complejo laberinto de sensaciones, transformándose en una relación donde la
complicidad es ley. Basta una mirada de Lila para que Lenù entienda qué pasa realmente
en el dormitorio de su amiga. Basta una sonrisa para descubrir qué se esconde
tras esos vestidos caros que se acoplan al cuerpo de Lila como un guante y
provocan a los hombres del barrio. Basta un gesto para que Lenù sepa que Lila
va a cometer una locura y nadie será capaz de detenerla.
Nápoles, la ciudad que las ha visto crecer, es el escenario de
esta comedia que tiene la fuerza de un drama y se quedará entre nosotros como
una de las obras maestras de la literatura del siglo XXI.
Las deudas del cuerpo
Lila se casó muy joven con el hombre más adinerado del barrio y poco
tardó en dejarlo. Ahora vive en un lugar miserable, pero su ingenio no
ha mermado; solo se ha transformado en rabia. Es quizá este odio lo que
la llevará a capitanear las revueltas en la fábrica y a negarse a una
convivencia pacífica y modesta con su nuevo compañero. Elena, en
cambio, ha continuado con los estudios e incluso ha escrito una novela.
Ahora vive entre Nápoles y Pisa, y se ha casado con un profesor de la
Universidad de Florencia.
Así, a primera vista, nada une ya a las
dos amigas, pero el barrio de Nápoles donde fueron niñas aún las
reclama, las viejas costumbres las devuelven a un tiempo que ya se fue,
y la vida se cobra su precio.
Lina y Elena son ahora adultas y han tomado caminos distintos: Elena
dejó Nápoles para casarse y convertirse en una escritora de éxito en
Milán. Solo un amor de juventud que vuelve a florecer la devolverá a
Nápoles, donde la espera Lina, que ahora es madre y además ha triunfado
muy a su manera en el negocio local. Elena es la señora culta, Lina es
en apariencia la mujer de barrio, ignorante y poco dispuesta al
refinamiento, pero la inteligencia pura y la intuición están del lado de
Lina.
Los hechos se precipitan cuando un buen día de repente, la
hija de Lina desaparece: ¿asesinato, rapto, muerte? Nadie sabe, y el
barrio murmura. Desde entonces, Lina ya no es la misma y la locura
acecha. Todo -los hombres, las mujeres, el paisaje, la ciudad entera de
Nápoles- se convierten en testigos del duelo de una madre que no sabe
llorar y un buen día también desaparecerá, devolviendo al lector a las
primeras páginas de esta espléndida saga.
Opinión personal
Leí la tetralogía del tirón, un libro tras otro. Prefiero leer las sagas cuando ya están todos sus libros publicados, para poder leerlos seguidos. De este modo me resulta más fácil continuar con la historia sin interferencias, sin que se entrelacen con otras novelas. Otra de las razones, la más poderosa, es que me mata la curiosidad y tengo que seguir leyendo para saber qué pasará a continuación. Al haber leído los cuatro libros como uno sólo me resulta imposible reseñarlos por separado.
Cuando comencé a leer la historia no me enganchaba. Muchos nombres, personajes e historias sin mucha relación entre sí. Me costó unos cuantos capítulos centrar el argumento. Después hubo de todo, partes más entretenidas y otras realmente aburridas.
Lo que más me gustó fue la forma en que la autora describe situaciones y paisajes porque resultan muy evocadores. Sin embargo, los personajes protagonistas me resultaron muy lejanos y en ocasiones se me hizo difícil empatizar con ellos.
Esperaba mucho más de estas novelas cuando comencé a leerlas después de las críticas tan buenas que había leído sobre ellas. Lo cierto es que me dejó bastante indiferente y no la recomendaría.
Mucho se ha especulado sobre quién se esconde tras el nombre bajo el que se han publicado estos libros. Parece ser que se trata de la traductora Anita Raja, la cual no quiere hacer declaraciones a cerca de su tetralogía, porque considera que su verdadera identidad no afecta en absoluto a la relación de sus lectores con las novelas.